martes, 2 de abril de 2013

Solución de conflictos con asertividad


Existen diferentes estilos de afrontamiento de conflicto, los cuales pueden utilizarse según el caso presentado:

Cesión  (Yo pierdo, tú ganas)
Sucede cuando cedemos o nos adaptamos, dejamos de lado nuestros deseos y necesidades y anteponemos a las peticiones o exigencias de la otra persona. Este estilo es apropiado si usted valora mucho su relación con la otra parte. También es apropiado si el resultado del conflicto no tiene demasiada importancia para usted, pero sí para la otra parte.

Consejos: No se precipite demasiado hacia el estilo de cesión. Evite expresiones del tipo “No me importa” o “Lo que tú digas”. Para que ambas partes se sientan satisfechas con el resultado, usted debería sentir que ha tomado parte activa en la decisión de ceder o adaptarse a las necesidades de la otra persona. La otra parte deberá reconocer que usted ha cedido algo de valor para resolver el conflicto.

Inhibición (Yo pierdo, tú pierdes)
Inhibirse ante un conflicto significa apartarse o abandonar la situación de conflicto. Cuando se previene o se pospone el conflicto, éste queda sin resolver, y ninguna de las partes sale beneficiada. Ignorar o posponer el conflicto impide que usted o la otra parte lo resuelva. A veces, los conflictos se resuelven por sí solos. También es conveniente evitar conflictos en los que usted crea que la otra parte es peligrosa, bien porque la persona pueda llegar a ser destructiva, o bien porque sea demasiado poderosa para negociar con usted de igual a igual.

Consejos: La inhibición es a menudo la mejor respuesta inicial en conflictos para los que no estamos preparados. Úsela como estrategia a corto plazo para ganar tiempo y decidir cómo enfrentarse al conflicto.
Por ejemplo,  se puede proponer realizar una reunión para hablar de la situación, y escoja la fecha más lejana posible con la que la otra parte esté de acuerdo. Así, se dispondrá de más tiempo para planear la solución de la situación o para mejorar su posición en el conflicto. Si la otra persona dispone de tiempo limitado, la inhibición le situará a usted en mejor posición a medida que pase el tiempo. Es más probable que la otra persona se muestre razonable y dispuesta a colaborar o a alcanzar un compromiso al acercarse la fecha límite.

Compromiso (Ambos ganamos, ambos perdemos)
En este estilo de compromiso, el conflicto se resuelve de manera rápida y efectiva mediante un reparto justo y equitativo entre las dos posturas. Si alcanza el compromiso, cada parte cede en algunos aspectos para poder ganar en otros. La clave del compromiso efectivo está en que ambas partes se muestren flexibles y dispuestas a alcanzar una resolución satisfactoria en cuanto a las cuestiones más importantes.

Consejos: El verdadero compromiso exige una actitud sincera y razonable. Abrir la negociación con una postura extrema, con el fin de mantener ventaja en el trato, puede verse como un reto a la otra parte. Esto provocará desconfianza entre ambas partes en relación a las verdaderas motivaciones respectivas, y el proceso de resolución pasará rápidamente al estilo competitivo. El estilo de compromiso funciona si hay confianza entre ambas partes o si existe comprensión mutua de la situación y de las necesidades de ambas partes.

Competición (Yo gano, tú pierdes)
Competir significa querer ganar a costa de que la otra parte pierda. La competitividad es el estilo apropiado cuando sólo una de las partes puede conseguir el resultado que desea. Se recomienda este estilo cuando el resultado es extremadamente importante, y la relación apenas tiene importancia. Muchas situaciones requieren el estilo competitivo para alcanzar una solución eficaz.

Consejos: El estilo competitivo no es negativo por definición, y tiene también su utilidad. Sin embargo, ser perjudicial si se emplea con demasiada frecuencia -adoptar una estrategia de “ganar a cualquier precio”, independientemente de la situación. El estilo competitivo consume mucho tiempo y energía. Lo aconsejable es, por tanto, “elegir bien las batallas” y estar seguros de que el resultado justifica esa inversión de tiempo y energía. 

Colaboración (Yo gano, tú ganas)
Colaborar significa cooperar con la otra parte para intentar resolver un problema común y llegar a un resultado mutuamente satisfactorio. Ambas partes se unen para luchar contra la situación, y no entre sí. Cada parte debe sentir que los resultados obtenidos mediante la colaboración son más favorables que los resultados que podrían alcanzar por separado. La colaboración requiere una relación de confianza con la otra parte; requiere una situación en la que las soluciones creativas a los problemas beneficien sin lugar a dudas a ambas partes, y requiere un buen nivel de comunicación y habilidad a la hora de resolver problemas. El estilo colaborador exige una inversión de tiempo y energía mayor que la de cualquiera de los otros estilos. Se debe emplear cuando tanto los resultados como la relación son de gran importancia para ambas partes. No debería emplearse cuando se requiere una solución rápida, ya que el proceso de una verdadera colaboración suele llevar tiempo. Si existe presión para llegar a una decisión, ambas partes acabarán frustradas, y a menudo cambiarán a un estilo menos apropiado. La colaboración es el estilo más satisfactorio porque ambas partes sienten que alcanzan los resultados que deseaban, y la relación o no queda afectada o mejorada. Este estilo requiere esfuerzo, pero ésta es una inversión que asegura satisfacción a largo plazo y éxito en las relaciones.

Consejos: en una colaboración genuina, se empieza por intercambiar información, y no concesiones, entre las partes. Cada parte debe aclarar su situación –cuáles son sus preocupaciones y limitaciones. El proceso de colaboración exige mantener la mente abierta, apartar temporalmente nuestras prioridades, y considerar otras posturas

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